Rocamora

4/22/2011 03:18:00 p.m. Quir-k (Juana Luján) 0 Comments

“Pinta tu aldea y pintarás el mundo”. La frase esconde tanto de verdad como de mentira: Es cierto que en lo particular, en lo local, en esa aldea, se esconden las mismas cosas esenciales que en otras ciudades y aldeas, esas marcas universales, cosas que tenemos en común con esos otros, aunque nuestro color, idioma, historia y forma de vestir sean distintos.
Cosas como nuestra humanidad.


Pero también es cierto que no es lo mismo estar acá que allá.
La historia, el entorno, el paisaje, todo lo que está junto a nosotros hora a hora contribuye a nuestra manera de ver el mundo, y por tanto a nuestra forma de vivirlo.


En el libro “Rocamora” de Alejo Carbonell ese paisaje no sólo es ineludible, sino también indispensable.
El autor de este libro no mira el paisaje, está atravesado por él y también lo está el libro.
No es un paisaje estanco, univoco y absoluto, son las calles de Córdoba o de Entre Ríos, es el río de allá, ese que acá en las sierras chicas no imaginamos: un río de cincuenta cuadras de ancho, en la frontera de un país, un río casi horizontal, profundo, navegable.
Un río constante que no muere en ninguna estación del año, que no pasa de cero a 100, primero hilito y después creciente. No, es un río grande, vivo, tanto que tiene en cierto modo entidad propia, crueldad, bondad, furia.
dice en un fragmento del poema titulado “El río que conozco”:


conocí a alguien
que paso la navidad
abrazado a una boya
justo en la línea de guiones
que en un mapa señala la frontera
la ciudad tomando sidras económicas en los patios
el bote hundido
la boya en movimiento
pino oxidado a merced de la agitación ajena.


Es un río vivo.


Tanto que es casi un símbolo de otros ríos diferentes: una calle; una vida -desde la madurez de una señora, a la niñez, a la madurez de nuevo- el tiempo, la política, un viaje en bicicleta –fluido y esforzado a la vez-, el clima, la gente en los barrios o en el centro de una ciudad.
Es un libro que fluye, que hasta parece escrito en movimiento, describiendo el recorrido de esquina a esquina y a la vez de provincia a provincia, de mundo a mundo.


Dice en un fragmento de “Rocamora” el poema que da nombre al libro:


Pasa la bicicleta
rumbo a los barrios del balneario
[…]
muy pocos logran
un movimiento circular
perfecto al pedalear
sin producir un accidente, leve,
cuando el tobillo
arriba
se esfuerza-






Es un libro que fluye como río.
Los invito oyentes a buscar más sobre este libro, Rocamora, y sobre este autor, Alejo Carbonell, que además de ser escritor y editor, es un gestor cultural en Córdoba, es decir que no sólo está creando su obra sino destacando e impulsando la de otros.


Y los invito también a mirar a su alrededor, a esos paisajes que nos configuran.
No hace falta ni siquiera detenerse: dispongámonos a prestar atención a lo cercano como si fuéramos extranjeros, a redescubrir nuestras propias geografías.
Ese paisaje, un paisaje quieto o quizás un recorrido, no nos determina pero nos tiñe, nos empapa
no como una lluvia finita, sino como una tormenta esplendida, ineludible y final.


Más de Alejo Carbonell, su libro en Ed. Recovecos y su editorial Caballo Negro:
http://www.caballonegroeditora.com.ar/
http://caballonegroeditora.blogspot.com/
http://www.edicionesrecovecos.com.ar/alejocarbonell.html


(*) coluna "temporada de migrañas" emitida en el programa radial "Sangre de monos"
http://www.subcodefiestas.com.ar/

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