La arena es un puñadito

7/08/2011 02:22:00 p.m. Quir-k (Juana Luján) 0 Comments

Muchos cantan sus canciones sin saber que él existió. Otros lo conocerán solo de nombre porque alguien lo menciona, otros porque algún músico que conocen lo admira o hace versiones de sus canciones. Algunos menos habrán tenido el gusto de escucharlo por algún medio aunque más no sea virtual y algunos menos todavía llegaron a saber sobre su historia y sus obras literarias.

Héctor Roberto Chavero Aramburo, nació en Pergamino, el 31 de enero de 1908, hijo de padre con sangre indígena y madre vasca.

Cuando a los 13 años escribía sus primeros versos decidió elegir su seudónimo del quechua y en honor a los dos últimos caciques indios que existían a la llegada de los conquistadores. Desde entonces es Atahualpa Yupanqui que en una casualidad casi premonitoria significa el que viene de viejas tierras para decir algo. 

Su padre trabajaba en el ferrocarril y viajaba frecuentemente para su construcción, por lo que desde chico Atahualpa recorrió los rincones de argentina, asentándose momentáneamente en Junín y en Tafí viejo. Ya de grande decidió seguir por los caminos, conociendo gran parte de argentina y países vecinos, a veces involuntariamente ya que estaba afiliado al partido comunista y fue perseguido por eso, la primera vez se exilio en Uruguay y la segunda en Europa. 

En un mundo donde cada vez más se insta a diferenciarse y a ascender de posiciones Atahualpa era un tipo de alma sencilla, que podía conjugar la voz propia con una que diera palabra a los que no pueden hablar, y que eligió mirar desde cerca la vida del trabajador: a pesar de que él había estudiado guitarra en forma ortodoxa y conocía la música clásica, el respeto, la delicadeza, la búsqueda de lo estético de cualquier obra y decidió trasladar eso a la música criolla y sentirla y vivirla e interpretarla como los paisanos. 

Su poesía estuvo centrada siempre en el hombre, en los paisajes del la gente y en los vínculos profundos con la tierra. 
Recorrió todos los caminos del país y el mundo depositando su mirada confiada en el hombre trabajador, el jornalero, el arriero, el peón. 

Eligio Cerro colorado para armar su casa y partir de 1967, se instaló en París; recién en la década del 80, y ya instalada la democracia, decidió vivir un tiempo en Argentina y otro en Europa. 

Como dije antes pocos saben que además de sus producciones musicales también tiene una obra literaria. Entre sus libros se destacan: "Piedra sola", "Aires indios", "Cerro Bayo", Guitarra", "El canto del viento", "El payador perseguido”, y "La Capataza". 

Son obras que valen la pena ser leídas, no solo por la curiosidad de que su autor sea un músico reconocido sino por el valor literario y de testimonio que en si mismas tienen. 
Aun así -sin estas obras- igual podría uno interesarse en la poética que está en sus letras que siempre reflejo la mirada sencilla que lo caracterizaba les voy a leer simplemente un poema que se llama justamente El poeta y que critica a esa elite literaria que no mira al pobre porque le parece demasiado vulgar 

El poeta

Tú piensas que eres distinto
porque te dicen poeta,
y tienes un mundo aparte
más allá de las estrellas.

De tanto mirar la luna
ya nada sabes mirar,
eres como un pobre ciego
que no sabe adónde va...

Vete a mirar los mineros,
los hombres en el trigal,
y cántale a los que luchan
por un pedazo de pan.

Poeta de tiernas rimas,
vete a vivir a la selva,
y aprenderás muchas cosas
del hachero y sus miserias.

Vive junto con el pueblo,
no lo mires desde afuera,
que lo primero es ser hombre,
y lo segundo, poeta.

No es fácil resumir una vida como la de Atahualpa en una humilde y breve columna, y mucho menos hablar con autoridad de su obra, musical o literaria, desde aquí solo he querido contarles un poco más sobre quien era este hombre… a veces los iconos de vuelven de mármol y cartón y uno olvida que fueron hombres con sangre en las venas y aire en los pulmones. 
Es solo recordar brevemente a este hombre que amó y le dedico su obra a la patria grande que es Latinoamérica y porque no, sentirnos inspirados por su sencillez y su trabajo, puede no ser mucho pero como dijo el mismo Atahualpa “La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”.
(*) columna "temporada de migrañas" emitida en el programa radial "Sangre de monos"

http://www.subcodefiestas.com.ar/2011/07/la-arena-es-un-punadito.html

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