Gloria
Alguien me dijo hace poco que le llamaba la atención como a veces la gente puede convivir con dos mitologías, es decir como en muchos casos una misma persona cree en la “mitología” de la tecnología -de los celulares por ejemplo- y en las leyendas populares a la vez, sin que eso plantee realmente un problema.
Quien lo dijo estaba fascinada ya que en muchos de sus viajes a lugares pequeños de las provincias veía todo el tiempo como se mezclaban los sms con el lobisón, los ringtones con la luz mala y las leyendas con Internet. A ella la maravillaba la confluencia de esos dos universos: uno que se hereda, es ancestral y que perdura y otro que llega tan rápido que no puede hacer otra cosa más que convivir con lo antiguo.
Uno podría pensar que la unión entre dos mitologías llama la atención justamente porque son dos mundos que siguen distintas lógicas, supuestamente opuestas, pero quizás lo más interesante de esa confluencia de mundos tan dispares sea precisamente qué tan posible y natural es, más aun por estos rincones del planeta.
Se trata de ver dos mundos diferentes, como tomar dos escenas de películas distintas, dos protagonistas, dos historias, dos guiones y sin embargo en el fondo a veces la misma historia, el mismo personaje y la misma búsqueda, al final de cuentas siempre humana.
Y me acordé de esto en esta semana cuando releí un el libro sueño americano de nuestra invitada al Diálogo Sangriento de esta noche, Maria Teresa Andruetto, y decidí traerlo no sólo porque es nuestra invitada, sino justamente porque en este libro se ven también dos mundo diferentes que sin embargo confluyen de manera natural: el mundo rural, es decir el mundo de una chica de campo en la pampa gringa y el mundo urbano, en este caso el de una estrella de rock de los años ’60, la precursora del punk: Patti Smith.
Si uno va leyendo, uno a uno, los poemas de sueño americano a primera vista se distinguen esos dos mundos alejados entre si y a la vez -como decía antes- en el fondo, en el hilo que se teje detrás de los poemas, esta la misma historia; ese algo esencial que permanece aunque cambie el paisaje.
Voy a leerles un poema breve de ese libro, se llama
”Patti S. / 1975/ Photograph by Robert Mapplethorpe” y dice:
*columna para el programa radial "Sangre de monos" www.subcodefiestas.com.ar, emitida el 20 de Noviembre del 2010
Quien lo dijo estaba fascinada ya que en muchos de sus viajes a lugares pequeños de las provincias veía todo el tiempo como se mezclaban los sms con el lobisón, los ringtones con la luz mala y las leyendas con Internet. A ella la maravillaba la confluencia de esos dos universos: uno que se hereda, es ancestral y que perdura y otro que llega tan rápido que no puede hacer otra cosa más que convivir con lo antiguo.
Uno podría pensar que la unión entre dos mitologías llama la atención justamente porque son dos mundos que siguen distintas lógicas, supuestamente opuestas, pero quizás lo más interesante de esa confluencia de mundos tan dispares sea precisamente qué tan posible y natural es, más aun por estos rincones del planeta.
Se trata de ver dos mundos diferentes, como tomar dos escenas de películas distintas, dos protagonistas, dos historias, dos guiones y sin embargo en el fondo a veces la misma historia, el mismo personaje y la misma búsqueda, al final de cuentas siempre humana.
Y me acordé de esto en esta semana cuando releí un el libro sueño americano de nuestra invitada al Diálogo Sangriento de esta noche, Maria Teresa Andruetto, y decidí traerlo no sólo porque es nuestra invitada, sino justamente porque en este libro se ven también dos mundo diferentes que sin embargo confluyen de manera natural: el mundo rural, es decir el mundo de una chica de campo en la pampa gringa y el mundo urbano, en este caso el de una estrella de rock de los años ’60, la precursora del punk: Patti Smith.
Si uno va leyendo, uno a uno, los poemas de sueño americano a primera vista se distinguen esos dos mundos alejados entre si y a la vez -como decía antes- en el fondo, en el hilo que se teje detrás de los poemas, esta la misma historia; ese algo esencial que permanece aunque cambie el paisaje.
Voy a leerles un poema breve de ese libro, se llama
”Patti S. / 1975/ Photograph by Robert Mapplethorpe” y dice:
Yo quería grabar un álbum que hablara de caballos
y te pedí que me sacaras una foto para la tapa.
Una foto que haga historia, dije, y vos hiciste ésa
donde yo no era hombre ni mujer. Habíamos dormido
demasiado. Me puse aquella ropa que era como un uniforme,
en la calle y en el escenario. Nada de asistentes,
dijiste, quiero un triángulo de sombras. La luz
ya había muerto entre nosotros. Me pediste que me quitara
el saco porque te gustaba mi camisa blanca
y yo me lo puse al hombro, como Sinatra, y lo sostuve
de un extremo para que no cayera. El álbum
empezaba con esa frase que solía decirte por las noches:
Jesús murió por los pecados de alguien, no por los míos
y la frase que hubiera cabido en boca de mi madre
se mezcló con la canción de una chiquilla suicidándose.
*columna para el programa radial "Sangre de monos" www.subcodefiestas.com.ar, emitida el 20 de Noviembre del 2010
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